Autor: Antonio Gisbert Pérez.
Cronología: 1888.
Estilo/Escuela: Realismo historicista, con ciertos ecos del Romanticismo.
Localización: Museo del Prado, Madrid, España.
Técnica/Material: Óleo sobre lienzo.
ANÁLISIS FORMAL
Descripción: La obra representa el momento previo al fusilamiento del general liberal José María de Torrijos y sus 48 compañeros en las playas de San Andrés (Málaga). Un grupo de condenados, algunos con los ojos vendados, se alinea frente al pelotón de ejecución, visible a la derecha, junto a frailes que ofrecen consuelo. En primer plano, yacen los cuerpos de los ya ejecutados. El escenario es una playa pedregosa, con el mar a la izquierda y montañas y edificaciones al fondo, bajo un cielo nublado y dramático.
Composición: La composición es predominantemente horizontal y escalonada. Las figuras centrales de los condenados forman una línea oblicua que genera profundidad y tensión dramática, anclando la mirada del espectador. Los cuerpos caídos en primer plano refuerzan esta sensación de profundidad y el fatal desenlace, mientras que la masa de soldados y religiosos a la derecha equilibra la escena.
Ritmo/Movimiento: Predomina un ritmo estático y solemne que subraya la dignidad y la resignación de los condenados. Sin embargo, hay un dinamismo latente en la tensión del momento, en las olas rompiendo en la orilla y en las figuras abatidas en primer plano, que introducen un sentido de acción trágica suspendida en el tiempo.
Luz/Color: La luz es naturalista, fría y difusa, típica de un día nublado, lo que acentúa el tono melancólico y dramático de la escena. Modela las figuras y sus ropajes con gran realismo, creando volúmenes. La paleta de colores es sobria, dominada por tonos terrosos (ocres, marrones, grises) en el paisaje y las vestimentas, contrastando con toques vibrantes de rojos y azules en la ropa de algunos condenados y los uniformes militares, que focalizan la atención.
Estética: La estética es de un realismo crudo y contenido, que busca la verosimilitud en la representación del hecho histórico. Se evitan las exageraciones melodramáticas para potenciar el impacto emocional a través de la solemnidad y la dignidad de los protagonistas. La meticulosa atención al detalle en vestimentas, fisonomías y el paisaje contribuye a la autenticidad de la tragedia.
COMENTARIO
Análisis Iconográfico: La obra recrea el fusilamiento del general liberal José María de Torrijos y Uriarte y 48 de sus hombres el 11 de diciembre de 1831 en Málaga. Torrijos, reconocible por su postura erguida y su mano entrelazada con un fraile, lideró un intento de insurrección liberal contra el absolutismo de Fernando VII. Los vendajes en los ojos de muchos condenados simbolizan la ceguera de la justicia o la inmolación por la libertad, mientras el fraile representa el último consuelo religioso ante la muerte.
Contexto Histórico/Social/Cultural: Se enmarca en la Década Ominosa (1823-1833), el periodo final del reinado de Fernando VII, caracterizado por una brutal represión contra los liberales. La obra fue encargada en 1886 por el gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasta durante la Restauración borbónica, con el propósito de glorificar a los mártires liberales y afianzar la narrativa liberal de la historia de España. Es un ejemplo cumbre de la pintura de historia del siglo XIX español.
Significado: La pintura es un potente alegato en favor de la libertad y el constitucionalismo, erigiendo a Torrijos y sus compañeros en mártires de la causa liberal. Simboliza el sacrificio por unos ideales políticos frente a la tiranía y la represión. Su encargo y exhibición tuvieron un claro significado político, sirviendo como instrumento de memoria histórica y legitimación del Estado liberal burgués del momento.
FUNCIÓN Y REPERCUSIÓN
Finalidad original: La obra fue concebida con una clara función de propaganda histórica y política. El gobierno de la Restauración la encargó para consolidar la memoria de los liberales como precursores de la España moderna y constitucional, y para reforzar los valores cívicos asociados a la libertad y el progreso frente a los absolutismos. Fue destinada a ser exhibida en instituciones públicas como el antiguo Museo de Arte Moderno, para cumplir su labor pedagógica y conmemorativa.
Repercusión: Se ha consolidado como una de las obras más emblemáticas del Realismo histórico español y un símbolo perdurable de la lucha por la libertad en España. Su impacto radica en la fuerza de su mensaje y en la maestría de su ejecución, que la han convertido en un referente para la representación de eventos históricos trágicos. Ha influido en la iconografía de los "mártires por la patria" y ha mantenido su vigencia como un potente recordatorio de los sacrificios por los derechos civiles y políticos.